miércoles, 7 de enero de 2009

No hay más brillo en tus ojos,
ni historias de princesas,
dulces, héroes y robots.
No hay más castillos de arena
frente al mar,
en su lugar hay cervezas
puestas a helar.
Y en el patio donde tú y
yo solíamos correr,
no hay nadie corriendo ya?

Donde alguna vez tú y yo,
creímos que nada nunca iba a cambiar.
No sé cómo es que terminamos
así: siendo el mal ejemplo del que alguna
vez nos quisieron alejar.
Soy libre, justo y feliz y estoy bien así.
Nunca pensé perderme en esta sociedad.
Puedo mezclarme,
pero no pienso cambiar.
¿Cediste al tiempo?
¿Devaluaste tu libertad? Memorizaste los códigos.

Eres uno más del montón.
Dime por qué ahora tanto miedo a jugar.
¿Es madurar, avergonzarse de la inocencia?

De aquél parque donde tú y yo solíamos correr,
donde no hay nadie corriendo ya.
Goma entre los dedos. Miel de caramelo.
Crayolas y plastelina, un beso,
un juguete,
una flor y una carta especial.
Ser feliz puede ser un mal ejemplo

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