domingo, 14 de diciembre de 2008

Estancias Alexander Pushkin



ESTANCIAS
       Cuando vago por calles tumultuosas,
cuando penetro en un templo colmado
o me siento entre jóvenes dementes,
me entrego a mis ensoñaciones.

Me digo: pasarán los años,
y cuántos de todos los que estamos aquí
descenderemos bajo la bóveda eterna,
y tal vez la hora de alguien está cercana ya.

Si miro a un roble solitario,
pienso: patriarca de los bosques,
sobrevivirás mi siglo, destinado al olvido,
como sobreviviste el siglo de mis padres ya.

Si acaricio a un niño dulce,
le digo: ¡Adiós! Te cedo mi sitio.
Para mí es tiempo ya de marcharme;
para ti, de florecer.

Suelo seguir con mi pensamiento
cada día y cada año
tratando de adivinar entre ellos
la cita de mi muerte por llegar.

¿Dónde el destino me dará la muerte?
¿En la batalla, en un viaje, entre las olas?
¿O el valle de la vecindad
recibirá mis restos fríos?

Aunque sea igual para el cuerpo insensible
el lugar donde se descomponga,
cerca del ámbito querido
me gustaría descansar.

Dejad que juegue la vida joven
a la puerta del sepulcro,
y que la naturaleza indiferente
luzca su hermosura eterna.

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