Y el humo se metio en mis ojos, los puso rojos rojos, se dificultaba respirar y de las paredes salia calor, tanto que quemo los muebles y la alfombra de ese bar. Luego, la luz se partia la madre para entrar entre ese humo espeso y negro, era tan brumoso, tan brumoso que apenas pude ver entre las paredes llenas de ollin. La luz, esa luz que me vuelve loco. Entre prenumbras, que apenas deja ver las cosas como cuando despiertas de un lindo sueño. La luz me ahogaba y me obligaba a mirar a despertar de esa realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario